
Interior de una discoteca / UNSPLASH
La noche es suya: los estudiantes internacionales reinventan el ocio en la zona de bares de Marina de Barcelona
Una nueva escena nocturna en inglés, con beerpong, grupos multitudinarios de Whatsapp y vasos rojos, transforma el barrio industrial de Barcelona en el epicentro del ocio joven y global
El ocio nocturno, contra el cierre masivo de discotecas en Barcelona: "Que se deje de prohibir y se empiece a ordenar"
Noticias relacionadas
"Hey, anyone know a bar near Marina metro with beerpong and chill people?" ("Hey, ¿alguien conoce un bar cerca del metro Marina donde hagan beerpong y haya gente con buen rollo?").
La pregunta, publicada un miércoles cualquiera en uno de los infinitos grupos de Facebook para estudiantes internacionales en Barcelona, no tarda en recibir respuesta.
Tres, cinco, doce recomendaciones. Todas con un patrón común: fiesta, vasos rojos y ambiente internacional.

Fiesta en la Sala Razzmatazz / ARCHIVO
“Vine solo y en dos días ya tenía plan todas las noches”, resume Beck, un estudiante canadiense de Erasmus.
Su estancia en la metrópoli está a punto de vencer, pero, tras seis meses como estudiante universitario extranjero, ya tiene su ruta nocturna bien trazada: Marina los miércoles, L'Eixample los viernes y La Barceloneta los sábados.
Arturo Gil, cofundador de Studentfy, una de las principales plataformas de ocio para estudiantes internacionales en la ciudad, lo resume así para Metrópoli: “El ocio nocturno juega un papel crucial. Los jóvenes se pasan el día estudiando y tienen la noche y el fin de semana para socializar. Salen a cenar, a tomar algo, a clases de salsa, torneos de beerpong… cualquier cosa que les permita aprovechar el tiempo limitado que tienen en Barcelona”.
De polígono industrial a polo internacional
Mientras el resto de la ciudad cena o duerme, entre los bajos semiindustriales de la calle Pamplona y los bloques acristalados del 22@, empieza a cocinarse otra Barcelona.
Una Barcelona en inglés. Y no la de congresos ni afterworks con traje. Esta es otra: la del beerpong, los karaokes y el reguetón en bucle.
En Barcelona, una de las ciudades más atractivas para los estudiantes que buscan pasar un año académico en el extranjero, muchos encuentran en Marina un escenario joven, barato y descomplicado, lejos de las zonas más turísticas pero bien conectado.
“En Marina puedes salir con tu compañero de piso y volver con cinco amigos nuevos, y ninguno será local”, cuenta Anthony, un joven líbano-francés que cursa un Máster en Barcelona.
El encargado del Sonora Sports Tavern, un bar que lleva más de 20 años con la persiana levantada en la calle de Pamplona de Poblenou, apunta que, además de la fuerza de atracción que ejerce la mítica discoteca Razzmatazz, la llegada del Campus de Poblenou de la Universitat Pompeu Fabra en 2009, a escasos cinco minutos a pie del local, fue el primer motor de rejuvenecimiento de la edad media de la clientela del conocido como Triángulo Golfo.

Mapa de la extensión oficial del Triángulo Golfo de Barcelona
Desde entonces, han abierto también unas cuantas residencias de estudiantes, como la Vita y la Yugo Alba Viu, que aportan el factor internacional a la fórmula. "El público internacional representa un 60% de lo que es el bar hoy en día", afirma el dueño del sportsbar.
Fiesta como red social
A diferencia del ocio tradicional, aquí no hay flyers ni carteles físicos. Todo se organiza en Telegram, Instagram, TikTok o grupos de WhatsApp, con nuevos miembros cada mes.

Propuesta de eventos para la semana en el grupo de Whatsapp de Studentfy
Este enfoque social es clave. Gil apunta que “Cuantos más estudiantes internacionales hay, más necesidad de socializar hay entre la juventud. Al final ellos llegan a un país donde no conocen a nadie y estos eventos facilitan esos primeros contactos entre ellos”.
Un calendario al margen del radar local
Como muchas burbujas sociales, la escena nocturna internacional de Marina vive al margen del resto de la ciudad.

Interior de la discoteca Wolf / WOLF
Tiene sus propios bares, sus propias reglas y sus propias plataformas —Internations, BCN Expat Life, Meetup, Barcelona Expat Girls (entre muchos otros)— que canalizan a los recién llegados.
El cofundador de Studentfy apunta que esta "comunidad" de jóvenes extranjeros está creando "un ecosistema propio".
Y los bares los saben. "Los martes tenemos torneo de beerpong, los miércoles viene siempre mucho americano y los jueves viene mucho estudiante de Erasmus porque hacemos karaoke. Son eventos que tienen mucho revuelo", explica el encargado del local de la calle Pamplona.
Todos quieren tener lleno su local. Según el encargado, la estrategia del Sonora no es un caso aislado; señala que cada vez se organizan más eventos para seducir la los universitarios extranjeros: "Priorizamos eso a que venga gente porque sí al bar. Por ejemplo, el beerpong llena el bar todos los martes".
"El turista gasta, y va bien"
Este auge del público internacional también ha provocado ciertos recelos entre vecinos y clientes habituales de la zona.
Algunos barceloneses critican la turistificación del ocio nocturno, temiendo que los bares de Marina pierdan su esencia o se alejen del público local.

Interior de la Sala Bóveda de Barcelona
Pero no todos lo ven como un problema. Desde el Sonora Sports Tavern defienden el impacto económico positivo de este fenómeno: “El público local se queja de que hay mucho turista, pero la verdad es que el turista gasta, y va bien. En los negocios no diferenciamos entre gente local o turista”.
Aseguran que el cliente internacional suele ser más agradecido y que "no se queja tanto". "Viene, come, bebe, no pregunta precios… Hay noches en las que se pueden gastar un montón de dinero sin problema", apunta el encargado.

La Rambla de Barcelona, llena de turistas en una imagen de archivo
Gil señala un problema más estructural: “Barcelona es una ciudad supercosmopolita, con una comunidad de expats enorme. Pero no hay más licencias de hoteles ni de discotecas, todo se hace más complicado. No amplían el aeropuerto. Es una ciudad que está yendo en contra de lo internacional, pero que sigue creciendo gracias al tejido económico que tiene; no gracias a los políticos, sino a pesar de ellos”.
Mientras tanto, la vida secreta de la comunidad joven internacional sigue creciendo, cada noche un poco más, cada vez más lejos del radar del barcelonés medio, pero su presencia es tan real como los cánticos en inglés de fondo que a las cuatro de la madrugada resuenan desde las entrañas de Marina hasta el siguiente tren de la línea roja.