
Varias carretillas en la esquina de Comte Borrell con la calle Marquès de Campo Sagrado Barcelona
Viviana, vecina de la 'superilla' de Sant Antoni: "Un simple andamio de obra se ha convertido en un foco de inseguridad"
Los residentes denuncian que la conflictividad se ha intensificado en un punto concreto del barrio, agravando la sensación de inseguridad
Suciedad, drogas e incivismo en una zona escolar: el día a día en la superilla de Sant Antoni
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Los problemas de inseguridad en la superilla de Sant Antoni no solo no remiten, sino que "se agravan".
A los episodios de "trapicheo y consumo de droga" que ya preocupaban en la zona, se suma ahora una nueva alerta vecinal: unas obras en la esquina entre Carrer de Valldonzella y Ronda de Sant Antoni.
Viviana, vecina del barrio, explica a Metrópoli que desde hace dos meses "vive con miedo" cada vez que entra o sale de casa. "Un simple andamio de obra se ha convertido en un foco de inseguridad", asegura.
"La calle se ha vuelto peligrosa"
El motivo de la sensación de peligro es la presencia de grupos de drogodependientes que se instalan día y noche en el espacio habilitado para una reforma, justo frente a su portal.
“El otro día, al volver a casa a las once de la noche, me encontré a un hombre masturbándose. Me asusté muchísimo”, relata.

Un sintecho en el Raval / ÁLVARO VENTURA
La vecina asegura que estos episodios se repiten a menudo y que la calle se ha vuelto "peligrosa" para los residentes. “Yo antes dejaba la bici allí. Ahora la aparco más lejos, porque tengo miedo”, añade.
"A las pocas horas están de vuelta"
Según denuncia, el andamio actúa como refugio improvisado para toxicómanos que consumen droga en grupo, duermen en el lugar y generan escenas de tensión e insalubridad.
En varias ocasiones han llamado a la policía, pero explica la vecina que los agentes solo les piden la documentación y los desalojan temporalmente. “A las pocas horas están de vuelta", lamenta.

Imagen de los trabajadores montando la puerta metálica
Desde ayer, como medida disuasoria, se han instalado placas metálicas que recubren toda la obra, así como una puerta con cierre, para evitar que personas ajenas a la finca y a la obra puedan acceder al interior del andamio.
Múltiples quejas vecinales
Eso no es un hecho aislado. El pasado mes de abril, este medio ya informó de un nuevo asentamiento conflictivo en la superilla de Sant Antoni, en la confluencia de las calles Comte Borrell y Parlament, donde se había detectado actividad de menudeo y consumo.
Este nuevo foco de conflictividad se suma a la degradación que muchos vecinos denuncian desde la implantación de la superilla, una transformación urbanística que "debía pacificar el barrio", pero que, según critican, "ha facilitado la creación de botellones, asentamientos y trapicheo".