Este es el barrio de Barcelona donde nació Héctor Fort: "Tranquilo, elegante y con una vida propia"
Este es el barrio de Barcelona donde nació Héctor Fort: "Tranquilo, elegante y con una vida propia"
El lateral del primer equipo se ha criado a 15 minutos del Camp Nou y ha forjado su identidad entre fútbol, familia y barrio
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Héctor Fort no solo juega en el Barça: también es del Barça desde la cuna.
Se ha criado en el barrio de Les Corts, a apenas 15 minutos a pie del Camp Nou, y su vida se explica a través de una plaza: la plaza de la Concordia, epicentro emocional de su familia.
Barrio de Les Corts
Aquel niño alto y fuerte, que medía 56 centímetros al nacer y pesaba cuatro kilos, despuntó desde pequeño. Su único equipo antes del Barça fue la Penya Blaugrana Anguera, donde marcó más de 80 goles en una temporada. Fue entonces cuando Xavi Closas, su entrenador, lo recomendó al club.
Un fichaje precoz y una pasión heredada
En el verano de 2013, con apenas seis años, entró al prebenjamín A del Barça. Solo necesitó un partido de prueba para convencer a los técnicos.
El jugador Héctor Fort en una imagen de su cuenta de Instagram
Desde entonces, ha pasado por todas las categorías hasta debutar con el primer equipo en 2024 de la mano de Xavi. “Quizá era demasiado pronto, pero él estaba preparado”, dice su madre, que aún sufre en cada partido. Tiene su propio ritual: una camiseta, una vela y una promesa silenciosa.
Presente en el primer equipo y fiel a su barrio
Héctor renovó hasta 2029 a pesar de tener ofertas de clubes de primer nivel de Inglaterra y Alemania.
A sus 18 años recién cumplidos, ya tiene ficha del filial, pero entrena y juega con los mayores. En su último partido, disputó toda la segunda parte ante el Celta.
El jugador del Barça Héctor Fort en una imagen de redes sociales
Estudia ADE a distancia por la UOC y sigue viviendo en Les Corts con sus padres. La cercanía con su gente y su amor por el club pesaron más que el dinero o la fama. Eligió el Barça y Barcelona.
Pasiones compartidas
En su tiempo libre, comparte otra pasión con su padre: la pesca en Menorca o la Costa Brava. Después, cocinan juntos un arroz.
También comparte con su madre un tatuaje simbólico en el antebrazo: una imagen de el cogido de las manos con sus padres, con sus fechas de nacimiento, un reloj con la hora en que nació y la iglesia del Remei.
Esa misma iglesia, en la plaza de la Concordia, sigue siendo su refugio. Porque aunque Héctor ya ha pisado estadios de toda Europa, su fútbol y su vida siguen arraigados en la plaza que lo vio crecer.
