El acceso a la vivienda es uno de los mayores problemas, y de más difícil solución, de Barcelona y su entorno metropolitano. Lo acreditaba este lunes Metrópoli Abierta: “La competencia por encontrar piso de alquiler en Barcelona se dispara: más de 60 personas por anuncio”.
De hecho, lo es para todas las grandes conurbaciones urbanas de España y Europa. Y dado que las instituciones comunitarias son el mayor gestor de recursos públicos del continente, casi 200.000 millones de euros en gasto para 2025, el alcalde de Barcelona ha decidido que es allí donde debe reclamar soluciones, y dinero, para solventar el problema.
Mañana miércoles, Jaume Collboni se plantará en Bruselas para defender el papel de las ciudades a la hora de buscar solución al problema de la vivienda. Lo hará respaldado por una alianza de 15 grandes ciudades europeas que comparten problemas y reclaman respuestas. Collboni recoge así el testigo del más querido de los alcaldes barceloneses, Pasqual Maragall, a la hora de reclamar para Barcelona un protagonismo internacional que no le corresponde a nivel institucional -no es capital de ningún estado- pero sí por historia y ambición.
El alcalde de Barcelona presentará formalmente dos iniciativas clave ante los mandamases de Bruselas: el Dictamen de Vivienda del Comité Europeo de las Regiones y el Plan Europeo de Acción por la Vivienda promovido por la alianza Mayors for Housing. Barcelona, Roma, París, Ámsterdam, Atenas, Bolonia, Budapest, Gante, Leipzig, Lisboa, Lion, Varsovia, Milán, Zagreb y Florencia unidas para recordar a los burócratas comunitarios que una sociedad que no garantiza el derecho a la vivienda no puede presentarse como el faro del estado del bienestar en el mundo.
Collboni tiene además una ventaja frente a sus compañeros del triunvirato municipal tejido junto a los alcaldes de París, Anne Hidalgo, y Roma, Roberto Gualtieri. El primer edil de Barcelona cuenta con el respaldo de un “Gobierno amigo” en el ejecutivo que lidera Pedro Sánchez, el único líder socialista de los grandes estados de la Unión Europea. Sánchez necesita negar que el PSOE se haya convertido en poco más que una enorme maquinaria de poder a su servicio. Y dada la escasez de poder territorial del socialismo español, el alcalde Collboni y el president Salvador Illa tienen mucho terreno por recorrer en este ámbito
Se demostró en las pasadas jornadas del Cercle d’Economia, cuando el alcalde se reunió junto a sus homólogos de París y Roma con Pedro Sánchez para trasladarle las principales demandas de la alianza. Un aval estatal que es imprescindible para cualquier iniciativa que quiera prosperar en Bruselas, y que solo podía recabar Collboni, puesto que Hidalgo y Gualtieri gobiernan sus respectivas capitales en contraposición con los gobiernos de derecha de Emmanuel Macron y Giorgia Meloni. Poco a rascar por ahí.
Esta semana, Collboni entregará personalmente el Plan Europeo de Acción por la Vivienda a tres figuras clave de la Comisión Europea: Teresa Ribera, vicepresidenta ejecutiva para una Transición Neta, Justa y Competitiva y comisaria de Competencia; Raffaele Fitto, vicepresidente ejecutivo responsable de Cohesión y Reformas; y Dan Jorgensen, comisario de Energía y Vivienda.
El objetivo no es otro que influir Plan de Vivienda Asequible que la Comisión Europea presentará en 2026 el Plan Europeo de Acción por la Vivienda elaborado por esa alianza de alcaldes que Collboni busca encabezar.
Una pretensión que el alcalde de Barcelona lleva meses labrando, no solo en el plano institucional. Ahí está su participación en la masiva manifestación celebrada en Roma el pasado marzo. Una marcha en defensa de los valores de Europa frente a la ola de extrema derecha que recorre el continente -y no solo este continente- en la que Collboni reclamó tanta atención para el gasto en cohesión interna como en defensa en las próximas cuentas europeas.
A su regreso, el alcalde se sorprendió de la escasa presencia de líderes de la socialdemocracia europea en una marcha que concentró a 50.000 personas en el país de Meloni para reivindicar “el orgullo de ser europeos”. No es poca cosa.