
Saxofonistas de la calle del Carme, en el Raval, Barcelona
No es Nueva Orleans: el edificio en el que dos músicos tocan jazz en Barcelona y que seguro que has pasado por delante cientos de veces
El balcón del número 23 de la calle del Carme, en pleno Raval, esconde una historia que mezcla jazz, modernismo y patrimonio farmacéutico barcelonés
No lo sabías: este es el pasaje secreto en Barcelona en el que nació uno de los más grandes artistas catalanes
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Si has paseado por el Raval de Barcelona, probablemente hayas pasado cientos de veces por delante del número 23 de la calle del Carme sin reparar en un detalle sorprendente que adorna su fachada: dos músicos tocando el saxofón desde el balcón del primer piso.
Una escena que parece sacada de Nueva Orleans, pero que tiene sus raíces en la historia modernista y farmacéutica de la ciudad condal.
Este peculiar balcón, conocido por algunos como el balcón del jazz del Raval, no siempre albergó a estos saxofonistas.
El edificio, construido a mediados del siglo XIX por el arquitecto Daniel Molina —responsable también de la emblemática plaza Reial—, fue sede de la histórica farmacia Comabella, fundada en 1874 por el prestigioso académico de medicina Felip Comabella.
De mortero modernista a saxofonistas de forja
Comabella fue una figura destacada en el ámbito farmacéutico barcelonés. Recibió la medalla de oro en la Exposición Universal de Amberes de 1885 y fue nombrado miembro de la Reial Acadèmia de Medicina i Cirurgia de Barcelona en 1895.
Tras su fallecimiento en 1901, su hijo Joan Comabella heredó la farmacia y la reformó siguiendo los cánones modernistas, incorporando en la baranda del balcón una figura decorativa central con forma de mortero de farmacia.
Durante más de un siglo, esta escena presidió la fachada del edificio hasta que, en 2006, un nuevo inquilino cambió el curso de su historia. La primera planta dejó de ser farmacia y pasó a albergar un negocio vinculado a la música, especializado en la reparación de saxofones.
La intervención municipal y una propuesta creativa
Con la intención de instalar un sistema de aire acondicionado, los nuevos responsables eliminaron la decoración original del balcón para colocar la maquinaria.
La alteración no pasó desapercibida: los servicios municipales de patrimonio del Ayuntamiento de Barcelona intervinieron, exigiendo la restitución del elemento decorativo.
Como el mortero modernista había sido destruido, los propietarios del taller musical propusieron una alternativa creativa: sustituirlo por dos figuras humanas tocando el saxofón, en consonancia con la nueva identidad del local.
El Ayuntamiento aprobó la propuesta y desde entonces, dos músicos de hierro forjado saludan a los transeúntes desde la baranda del primer piso.
Un rincón con historia que sigue latiendo
Aunque el negocio musical cerró hace tiempo, los saxofonistas metálicos continúan allí, como guardianes melódicos de la historia del edificio.
Actualmente, la farmacia Comabella sigue funcionando en los bajos del edificio, bajo la titularidad de Montserrat Mas Docampo, hija de Josep Maria Mas Grau, quien la adquirió en 1946. Así, el número 23 de la calle del Carme se mantiene como un rincón lleno de vida, memoria y un toque inesperado de jazz en el paisaje urbano de Barcelona.