El riesgo de patologías cardiovasculares es mayor entre las personas con diabetes tipo 2 /

El riesgo de patologías cardiovasculares es mayor entre las personas con diabetes tipo 2 / EUROPA PRESS

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Cuando es mucho más que azúcar alto: la cardiometabología reduce los riesgos cardiovasculares de la diabetes tipo 2

El impacto de esta enfermedad puede afectar al corazón, al riñón, a los ojos y a la calidad de vida. Pero la buena noticia es que detectarla a tiempo y tratarla con un enfoque integral puede cambiarlo todo

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La diabetes es una enfermedad crónica que aparece cuando los niveles de glucosa (azúcar) en sangre son demasiado altos. Esta glucosa, fuente principal de energía del cuerpo, necesita de la insulina y otras hormonas para ser correctamente utilizada. Cuando hay una deficiencia en la producción de insulina o el cuerpo no la utiliza adecuadamente, se desarrolla la llamada Diabetes Mellitus.

“La diabetes tipo 2 no es solo un problema de azúcar en sangre; es una enfermedad cardiometabólica compleja que, si no se detecta y trata a tiempo, puede generar un impacto profundo en la salud cardiovascular”, señala el doctor Romano Trionfi, cardiólogo de la Unidad Cardiometabólica del Hospital El Pilar.

“Muchas personas pueden convivir con diabetes tipo 2 durante años sin saberlo. Los síntomas son silenciosos, y se asocian frecuentemente a un estilo de vida poco saludable y al exceso de peso”, comenta la doctora Imperia Brajkovic, endocrinóloga de la misma unidad. 

La raíz del problema: insulina que no funciona bien

En la diabetes tipo 2, el cuerpo tiene insulina en abundancia, pero esta se vuelve ineficaz en tejidos clave como el hígado y el músculo. Es lo que se conoce como resistencia a la insulina. Al principio aparece una fase de prediabetes, y con el tiempo, el páncreas se agota y la glucosa sube más allá del umbral diagnóstico.

“Los factores de riesgo son conocidos: alimentación inadecuada, sedentarismo, exceso de grasa abdominal… pero también hay una gran parte genética que no podemos ignorar”, añade la doctora.

Se trata de una patología que no tiene cura. Pero, como matiza la especialista, “en casos recientes asociados a exceso de peso, una pérdida ponderal importante puede llevar a lo que llamamos remisión de la enfermedad. Es decir, normalización de los valores sin necesidad de fármacos, aunque esto no siempre es permanente”.

El enfoque cardiometabólico: un abordaje integral

La glucosa alta sostenida en el tiempo puede desencadenar múltiples complicaciones: retinopatía, enfermedad renal crónica, pie diabético, neuropatía, enfermedades cardiovasculares e incluso algunos tipos de cáncer.

Desde la Unidad Cardiometabólica del Hospital El Pilar, se aborda la diabetes tipo 2 de manera integral y coordinada, con especial atención al riesgo cardiovascular, que muchas veces pasa desapercibido.

“La diabetes y la obesidad actúan como factores silenciosos que dañan el corazón. Por eso hacemos un estudio sistematizado y proactivo desde el primer momento”, señala el doctor Trionfi.

Evaluación endocrinológica completa

El protocolo comienza con una evaluación endocrinológica completa, que incluye una historia clínica detallada y una analítica hormonal. Se lleva a cabo una ecografía abdominal para detectar la presencia de hígado graso y, si es necesario, se deriva al especialista en aparato digestivo. En caso de síntomas como ronquidos o somnolencia, se realiza un estudio del sueño (polisomnografía) para descartar apnea obstructiva del sueño.

También se mide la composición corporal mediante bioimpedancia para conocer el porcentaje de grasa corporal. Según cada caso, se indica derivación al nutricionista y, si corresponde, se inicia tratamiento farmacológico para la pérdida de peso.

Valoración cardiológica completa

Simultáneamente, se realiza una valoración cardiológica exhaustiva. Esta incluye un electrocardiograma y un ecocardiograma para identificar posibles alteraciones como hipertrofia ventricular o disfunción diastólica.

La ergometría (prueba de esfuerzo) permite evaluar el riesgo coronario y la tolerancia al ejercicio, mientras que la monitorización ambulatoria de la presión arterial (MAPA) es clave para detectar hipertensión oculta. En presencia de palpitaciones, se recurre al Holter de ritmo para descartar arritmias. Todo el estudio se completa con un perfil lipídico y glucémico completo, fundamental para estimar el riesgo cardiovascular global.

La prevención, en nuestras manos

Además del diagnóstico y tratamiento, la Unidad hace énfasis en la prevención de la diabetes tipo 2, tal como recuerda la doctora Brajkovic, quien insiste en que “está en nuestras manos evitarla mediante pequeños cambios sostenidos en el estilo de vida”.

Para ello, se recomienda incluir frutas y verduras en cada comida, aprender a controlar las porciones, equilibrar las fuentes de proteínas y evitar las grasas trans, las grasas saturadas y los productos ultraprocesados. También es importante reducir los hidratos de carbono simples, eliminar las bebidas azucaradas, realizar ejercicio físico diario de forma estructurada y acudir a controles médicos periódicos.

“Todo este protocolo nos permite anticiparnos, prevenir eventos graves como infartos o ictus, e intervenir de manera más efectiva y personalizada”, añade Trionfi.

Un camino compartido

El abordaje de la diabetes tipo 2 no termina con el diagnóstico. Es un proceso dinámico que requiere la implicación del paciente y un equipo médico multidisciplinar.

“En nuestra unidad, el paciente no está solo. Lo acompañamos con un enfoque riguroso pero cercano, con el objetivo no solo de controlar la glucosa, sino de proteger su corazón, sus riñones y su calidad de vida”, concluyen ambos especialistas.